Wednesday, May 14, 2008

Nueva agenda Demócrata para América Latina: Multipolarismo  ¿Un regreso a las esferas de influencia?  (Traducción)

   

Barack ObamaHugo Chavez

Autor:  StJacques    Traducción por:  StJacques y Jorge Pareja

La siguiente es una traducción de mi propia entrada del 30 de abril titulado (en Inglés) "Part II of The New Democrat Foreign Policy Agenda for Latin America...".

Esta es la segunda parte del análisis de la agenda de política exterior estadounidense tal como fue desarrollada por el Senador de Connecticut Christopher Dodd en su discurso reciente ante la Academia Naval, el cual creo, y teniendo en cuenta que el Senador en comento ha respaldado la candidatura de Barack Obama, puede llegar a tomarse como direccionador de las nuevas perspectivas del Partido Demócrata para las relaciones de EE.UU. con América Latina.

Permítanme volver a los apartes del discurso del Senador, publicados en la parte 1, tomados del blog de Oppenheimer, para hacer énfasis en dos partes fundamentales de lo que Dodd dice:


"[...] Colombia todavía lucha con la desmovilización de los paramilitares, con la impunidad y otras violaciones de los derechos humanos. Ha tenido avances hacia la seguridad de sus ciudadanos y establecer el imperio de la ley. Colombia ha soportado 40 años de violencia enfrentando organizaciones terroristas poderosas empeñadas en destruir el Estado. [...] Millares de ciudadanos fueron asesinados y secuestrados. En un caso particularmente descarado, las guerrillas se asociaron al cártel de la droga de Medellín, asediaron al Palacio de la Justicia colombiano por 26 horas, y asesinaron once Magistrados.

A la luz de una historia violenta, y a la luz de los desafíos complejos que todavía asedian a Colombia, me parece que enfocar de manera tan estrecha la solución en los acuerdos comerciales bilaterales carece de sentido. El comercio bilateral [de Colombia] con los Estados Unidos es importante, pero es solamente un elemento.

[...] El Presidente Uribe ha centrado sus esfuerzos en reuniones con los Estados Unidos, pero él tiene que aplicar la misma energía para reunirse con sus vecinos. El Presidente Uribe tiene que pasar tantas horas en viajes a la Argentina, al Brasil y a otros vecinos igual a la intensidad con que viaja a Washington. Al hacerlo, forjará relaciones políticas, sociales y económicas más profundas.

[...] La seguridad y el futuro económico de América latina no están vinculados solamente a los acuerdos bilaterales con los Estados Unidos. El comercio regional y el compromiso político van a servir mucho mejor los intereses de todos juntos con repartos comerciales independientemente negociados e instituidos con los Estados Unidos. [...]"


Es evidente que Dodd está empujando a la integración regional, a pesar de que apenas alude a la idea en su declaración. En el caso de las relaciones de Colombia con la Argentina y el Brasil esto tiene nombre propio: Mercosur. El movimiento hacia un “mercado común meridional”, un plan para la integración regional en el que Colombia participe, a pesar de las relaciones tensas con muchos de los socios de este grupo.

Creo que debemos hacer un alto y dimensionar las implicaciones de esta decisión política:

Dodd recomienda alejarse del libre comercio, y avanzar hacia la integración regional, dejando a Colombia gravitando en la esfera de intereses regionales definidos por Brasil y Argentina, abandonando el mantenimiento de los compromisos de Estados Unidos que se remontan a la negociación del Plan Colombia durante la presidencia de Clinton y de la continuación con su puesta en práctica durante la administración actual junto con la negociación de un Tratado de Libre Comercio.

Con respecto al Brasil y a la Argentina, hay problemas serios con las políticas que han perseguido con respecto a su ayuda, a veces sutil a veces abierta, a la “izquierda bolivariana” en América Latina. Los regímenes de ambos países están endeudados con Hugo Chávez, especialmente en el caso de Argentina que se ha beneficiado de petróleo venezolano y subsidios de gas por miles de millones de dólares. Esta propuesta política lanzaría a Colombia a los brazos de las naciones que han ayudado abiertamente o secretamente a rasgar al país en pedazos. Es además la traición a una nación amiga que necesita desesperadamente el apoyo americano para el mantenimiento de su integridad territorial y su vida democrática.

Christopher Dodd recomienda, y podemos asumir que concurre Barack Obama, que los Estados Unidos deben alejarse del compromiso de más de cincuenta años de apoyar un orden mundial basado en un sistema uniforme de seguridad colectiva que mantendría un estándar común para los valores humanos y continuaría la expansión económica del mundo. ¿Y qué lo sustituirá? Pues bien, si examinamos cuidadosamente las observaciones del Senador Dodd sobre el uso de “comercio regional”, parece que le favorece un orden que divide al mundo en lo que los euro-izquierdistas llaman “centros polares del poder regional”, que es la expresión moderna de las llamadas “Esferas de Influencia”.

El orden mundial encarnado en las Naciones Unidas posterior a la Segunda Guerra Mundial fue creado en virtud de un entendimiento común de que el sistema que consistía en sustituir había sido definido por las esferas de la influencia regionales y/o imperiales y que las normas universales en materia de seguridad, expresión humana y la vida económica tenían que ser los principios básicos de un nuevo orden mundial que preservaría la paz y el futuro de la humanidad.

La síntesis Multi-Polar se pone de lado del reconocimiento de los “centros polares de poder”, los orígenes de lo que representa un rechazo de la tradición del universalismo que ha formado la base del orden mundial desde la creación de la ONU. Esto no se trata de un cambio evolutivo en la política mundial y la sociedad, es una alteración fundamental del orden mundial, y debemos explicar por qué naciones desarrolladas y en desarrollo con excepción de los Estados Unidos impulsan su adopción.

Aunque muchos factores pueden influir en el desarrollo de un orden mundial Multi-Polar, la influencia más importante es un juego de simple economía. Muchas de las sociedades desarrolladas del mundo han aprendido que no pueden sostener el crecimiento económico en un verdadero entorno competitivo capitalista, ya que han puesto en práctica políticas sociales que los han despojado del capital productivo y que los dejan rezagados para competir en la nueva economía global. Y hay otras naciones justo a las afueras de este grupo, que incluyen a China y Rusia, que tienen marcas muy desiguales de desarrollo capitalista, pero que aún temen las consecuencias políticas de la aceptación de valores universales como un desarrollo que crearía conflictos con sus intereses nacionales percibidos.

Los orígenes verdaderos del Multi-Polarismo, especialmente en su formulación teórica, se encuentran en las naciones de Europa occidental, siendo Francia y Alemania los mejores ejemplos, donde onerosos programas sociales domésticos han levantado el coste del empleo empresarial a un punto que ha mantenido al desempleo gravitando entre el diez y el quince por ciento. Estas son cifras excesivamente elevadas que tienen el potencial de crear verdaderos conflictos internos y han llevado a estas naciones a impulsar políticas internacionales diseñadas para cambiar las reglas del juego, en lugar de hacer frente a estas dificultades dentro de sus sistemas políticos internos.

La solución a los problemas del bajo crecimiento económico entre las sociedades desarrolladas ha sido una tarea que trata de definir las esferas de interés, donde podrán disfrutar las ventajas de la falta de competencia comercial que permitirá a sus economías nacionales funcionar sin hacer frente al gasto social nacional.

Ya ha habido ejemplos visibles que muestran su efecto debilitante sobre el orden internacional. La rebatiña entre las principales naciones por el acceso preferencial al petróleo iraquí antes de la guerra de Irak, con TotalFinaElf de Francia es el mejor/peor ejemplo, donde se demostró que las preocupaciones por mantener los estándares del derecho internacional carecen de sentido cuando el interés económico nacional estaba en juego. Pero también hay otros casos que demuestran esta tendencia, como la negociación de mercados exclusivos en África para los granos “no modificados genéticamente” europeos. Se puede recordar la forma en que algunos miembros de la Unión Europea estaban dispuestos a dejar morir de hambre a los zambianos en 2002 por preservar su mercado de alimentos no alterados genéticamente.

Las normas universales que fueron encarnadas en la formulación original de la Carta de las Naciones Unidas y el orden internacional del período posterior a la Segunda Guerra Mundial serían reliquias si el Multi-Polarismo se convierte en la base aceptada para la definición de un nuevo orden mundial y contaríamos con ello si los Estados Unidos lo respalda, como el discurso de Christopher Dodd parece sugerir.

El Multi-Polarismo es el verdadero imperialismo social que cabe en la definición clásica de imperialismo de Vladimir Lenin mucho más que el modelo universal del orden posterior a la Segunda Guerra Mundial que se pretende sustituir. Se incorpora un nuevo orden, organizado para apoyar las metas gemelas de limitar la competencia económica entre las naciones desarrolladas a favor de la adquisición exclusiva de acceso al comercio, y sacrificar el nivel de crecimiento económico mundial. Pero, las sociedades en desarrollo necesitan de un sistema internacional regulado que preserve la paz social que las sociedades más avanzadas disfrutan actualmente a expensas de sus vecinos menos desarrollados.

El Multi-Polarismo también augura un futuro oscuro para la libertad y la democracia, las razones se puede ver en el caso de Colombia, una nación que lucha por preservar la democracia y la libertad humana la están echado a un lado y la obligan a cambiar su camino para acomodar los intereses de potencias regionales que han apoyado su desestabilización y el debilitamiento de su sociedad democrática libre.

Cuando se oye la llamada de Barack Obama para las conversaciones directas con Chávez y Castro, o cuando se lee los planteamientos del Senador Christopher Dodd, o cuando ambos se niegan a reconocer y discutir las amenazas a la democracia y la libertad que la “izquierda bolivariana” plantea a la región, se tiene su visión del futuro para la política exterior estadounidense si se adopta la síntesis Multi-Polarista, como los demócratas instan ahora. Es el único marco en el que serán capaces de promover una agenda social cuyos niveles de gasto nos despojará del capital productivo que ha hecho de los Estados Unidos una nación próspera desde el final de la Segunda Guerra Mundial. Y lo que es peor, la preservación y apoyo a la democracia y la libertad también están en riesgo.


StJacques
   

1 comment:

Martha Colmenares said...

Mis saludos, Jacobo. Mucha tela que cortar.
Martha