Monday, May 12, 2008

Nueva agenda exterior Demócrata para América Latina (Traducción)

    

El Senador por Coneticut Christopher Dodd


Autor:  StJacques    Traducción por:  StJacques y Jorge Pareja

La siguiente es una traducción de mi propia entrada del 20 de abril titulado (en Inglés) "The New Democrat Foreign Policy Agenda for Latin America, Part I ...".

Parte 1: Colombia  ¿Un aliado desechable?

Visitando el blog “Oppenheimer Report on Latin America” encontré un acertado análisis a un discurso reciente del Senador por Coneticut Christopher Dodd -Reconocido al interior del Senado norteamericano como experto en América Latina-.  Andrés Oppenheimer concluye que el Senador Dodd está “aspirando a ser nuevo Secretario de Estado” y yo estoy plenamente de acuerdo con esta aseveración.  Pero si vamos más allá encontraremos que el Senador en mención, hace una presentación muy sutil de lo que en realidad son algunos cambios mayores que le depara a la política extranjera de los Estados Unidos incluyendo América Latina en caso, claro está, que los demócratas logren el control de la “Casa Blanca”.

Les presentaré este análisis en dos partes:  en la segunda discutiré la síntesis “Multi-polar” que los demócratas ahora están impulsando y sus implicaciones para Latinoamérica.  Pero en esta parte 1, pretendo demostrar como la manipulación de la discusión pública, con la intención de ocultar del pueblo norteamericano la aterrorizante realidad que enfrenta día a día el pueblo colombiano.  Las consecuencias de la decisión de no voto al Tratado de Libre Comercio –TLC- son una puñalada sutil pero mortal a la espalda de los colombianos.

Vamos a algunos apartes de la intervención del Senador Chris Dodd:


"[...]  Colombia todavía lucha con la desmovilización de los paramilitares, con la impunidad y otras violaciones de los derechos humanos.  Ha tenido avances hacia la seguridad de sus ciudadanos y establecer el imperio de la ley.  Colombia ha soportado 40 años de violencia enfrentando organizaciones terroristas poderosas empeñadas en destruir el Estado.

Millares de ciudadanos fueron asesinados y secuestrados. En un caso particularmente descarado, las guerrillas se asociaron al cártel de la droga de Medellín, asediaron al Palacio de la Justicia colombiano por 26 horas, y asesinaron once Magistrados.

A la luz de una historia violenta, y a la luz de los desafíos complejos que todavía asedian a Colombia, me parece que enfocar de manera tan estrecha la solución en los acuerdos comerciales bilaterales carece de sentido.  El comercio bilateral [de Colombia] con los Estados Unidos es importante, pero es solamente un elemento.

[...]  El Presidente Uribe ha centrado sus esfuerzos en reuniones con los Estados Unidos, pero él tiene que aplicar la misma energía para reunirse con sus vecinos.  El Presidente Uribe tiene que pasar tantas horas en viajes a la Argentina, al Brasil y a otros vecinos igual a la intensidad con que viaja a Washington.  Al hacerlo, forjará relaciones políticas, sociales y económicas más profundas.

[...]  La seguridad y el futuro económico de América latina no están vinculados solamente a los acuerdos bilaterales con los Estados Unidos.  El comercio regional y el compromiso político van a servir mucho mejor los intereses de todos juntos con repartos comerciales independientemente negociados e instituidos con los Estados Unidos.  [...]"


Comunicación Simbólica Entre los Demócratas:  No discutamos sobre las FARC

Lo primero que debemos notar acerca de los comentarios de Dodd sobre Colombia, es que haciendo uso de la comunicación simbólica envía una señal para ser entendida por todos los aliados partidarios presentes:  la “línea del Partido” ahora será desarrollada.  Dodd se introduce en el tema colombiano con una referencia a las dificultades que los paramilitares representan para el país y después asocia el problema paramilitar como el problema más grande de la violencia en la historia reciente de Colombia, pues en el resto de su introducción, hablando del Palacio de Justicia nombra una organización que ya fue desmantelada  –El cártel de Medellín que fue desvertebrado a principios de los años 90-.  Y tras el habitual formato del discurso político, es después de su introducción sobre los problemas de Colombia que Dodd procede a dar sus recomendaciones para una correcta política exterior estadounidense para abordar esas dificultades.  Pero vamos a resistir examinar esas recomendaciones por el momento, ya que tengo intención en llegar a ellas en un segundo post.  Por ahora centrémonos en la introducción que dio Dodd, porque lo que no dijo es precisamente la parte clave de su comunicación.

El Senador Christopher Dodd hace un recorrido transversal de los problemas de Colombia y hace sus recomendaciones para superarlos sin mencionar por su nombre a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, FARC.  Más adelante en el discurso, después de presentar sus sugerencias para los cambios en la política de los Estados Unidos con respecto a Colombia, él las refiere dos veces, pero esas dos referencias se hacen totalmente fuera de su análisis introductorio de las cuestiones importantes para la política extranjera de Colombia y de los Estados Unidos; son otras referencias oblicuas al incidente de frontera reciente con Ecuador y cómo la crisis fue evitada dentro del contexto de una reunión conjunta de los líderes latinoamericanos.

La decisión de Chris Dodd de no hacer referencia directa a las FARC no puede ser considerada un accidente.  Se podría discutir que los incluye tangencialmente cuando menciona "organizaciones terroristas poderosas" quiénes están "empeñadas en destruir el gobierno colombiano".  ¿Pero si son tan poderosos y sus metas son tan terribles, porqué Dodd no puede desagregar y llamar a cada organización por su nombre?  La respuesta es que deben mantener esa comunicación simbólica crucial para su partido:  "no habrá discusión abierta del terrorismo de las FARC" porque se desviaría la atención del problema de los paramilitares y minaría la justificación política para “matar” el Tratado del Libre Comercio EE.UU-Colombia.

El Senador entiende lo que cualquier otro opositor del Tratado del Libre Comercio EE.UU-Colombia entiende:  Deben prevenir el debate público de las actividades de las FARC en Colombia con el fin de evitar el escrutinio público de su decisión de “matar” al tratado.  "Mantengan el foco en los paramilitares" es la línea del partido Demócrata, muy bien leída por sus emisarios en el Congreso pues invocan simbólicamente a El Salvador de los años 80, cuando las escuadrillas de muerte paramilitares patrocinadas por el gobierno mataron a millares,  -situación totalmente diferente de los paras colombianos, que fueron organizados fuera de los auspicios del gobierno y representaron una respuesta popular a la incapacidad del Estado de protegerlos contra los depredadores de las FARC y otros grupos de guerrilla izquierdista-.  Con la estrategia de no referirse a las FARC, como mecanismo útil para justificar la “muerte del TLC” están evitando que este grupo terrorista forme parte de la discusión pública del pueblo norteamericano, lo que conlleva un encubrimiento de parte del Partido Demócrata hacia ellos.  Se trata pues, cuando menos, de un crimen político, porque las FARC llevan años ejerciendo actos de terrorismo que agravian a toda la humanidad.

En los dos últimos decenios las FARC han matado a miles de colombianos inocentes en ataques directos y bombardeos terroristas.  Han secuestrado a miles más, algunos han logrado su libertad después de haber pagado rescates, algunos perdieron la vida cuando los términos de la negociación no fueron seguidos a su antojo, han reclutado por la fuerza a miles de jóvenes colombianos, niños y niñas llevados a servir en sus filas, matando a muchos de aquellos que se niegan a hacerlo.  Han construido un imperio del narcotráfico que les genera cientos de millones de dólares al año en ganancias que los conecta con redes de distribución que se extienden por Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Venezuela, Panamá, Costa Rica, Guatemala, Honduras, y especialmente en México.  Todo esto hace inobjetable decir que:  las FARC cometen crímenes contra la humanidad pues estamos hablando de asesinato en masa, ataques terroristas, secuestro extorsivo y narcotráfico generalizado.  En comparación, los paramilitares, que tienen también su terrible historia, están ahora dentro de un proceso de desmovilización supervisado por los grupos de Derechos Humanos [otra cosa que Dodd omitió en su análisis].

Cada día en Estados Unidos vivimos con la tergiversación de la verdad como un hecho de la vida política.  Es algo que realmente no podemos evitar, pero debe haber límites.  Ocultar un crimen contra la humanidad está más allá de cualquier límite aceptable y cualquier persona que desvía la discusión del tema de las FARC está encubriendo un crimen.  Tales acciones constituyen crímenes en si mismos.

StJacques
   

1 comment:

StJacques said...

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Martha Colmenares has also posted this blog entry at her own site:

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StJacques